+ Sanando heridas [OFF]
Desde que leí las
primeras páginas de un libro –que tengo a medio terminar-, me transporte a mi
infancia entre línea y línea. Desde otra perspectiva, observe a la persona que fui
cuando era tan solo una nena que estaba rodeada de cosas materiales, pero de
todo eso solo me entretenía con cosas que no tenían nada de material. Podía
poner un CD para hacer las coreografías que me sabía de memoria, odiaba jugar
con “muñecas”, no compartía mi tiempo con amiguitas del colegio, mas bien prefería
jugar con mis alumnos invisibles a la maestra, inventarme una historia de
amor simulando que frente a mí, no había
una pared sino la persona con la que quería pasar el resto de mis días, agarrar
un grabar con casetes para grabar un programa de radio –tratando de imitar un
poco a Radio Panda-. La mayoria de mi tiempo, jugaba sola.
Me encantaba llegar del colegio, sacar todos mis
cuadernos/libros y hacer la tarea mirando a mi serie favorita de fondo. Solía adelantarme tareas para después tener la semana libre sin estar
pensando en recortar palabras, armar oraciones o simplemente resolver los
problemas de matemáticas.
Recordar todo eso
me hizo llorar, porque a pesar de haber estado la mayoría de mi tiempo sin compañía
de chicos de mi edad, era feliz de esa manera. Pero mi felicidad no era
completa, había algo que me estaba faltando y tenía que ver con mi entorno
familiar.
Mamá estaba
siempre al lado mío, me ayudaba si necesitaba algo con el colegio, me llevaba
al colegio como también me iba a buscar, siempre me preparaba la comida mas
rica. Me dejaba estar en mi mundo.
Solo faltaba la
presencia de aquel hombre, que se iba temprano y no veía su rostro hasta la
hora de la cena. Distante y frío, tratando de compensar un tiempo perdido con algún
capricho que podría llegar a tener en ese instante, pero que jamás llenaría esa
pequeña parte que me faltaba. No hablábamos mucho, apenas lo recuerdo en esas épocas.
Muchos chicos de mi edad hablaban de su papá, yo solo me callaba. Porque me
hubiera gustado poder compartir más cosas con él, que él me demuestre como lo hacía
mamá lo mucho que me quería, con un abrazo, con un poco de atención. Pero el
tiempo paso, y la frialdad que me trasmitió en ese tiempo, la fui tomando poco
a poco.
El tiempo pasó,
pero hay algo que no se recupera, lo compenso desde otro lugar, cuando lo veo
de lejos, al lado de mi hijo. Haciendo las cosas que nunca hizo conmigo, regalándole
su tiempo a él. Me dejo ver, que no era tan distante y frío como pensaba. Que
tiene sentimientos que le cuesta horrores expresar, pero pone lo mejor para
seguir día a día.
Desde este ángulo,
puedo decir que esa cicatriz que tengo
desde hace tiempo, esta sanando
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ResponderEliminarInteresante.
ResponderEliminarPasaba por aquí: el ciberespacio, la blogoesfera...
Buena tarde.