+ Crónica de una cita anunciada [OFF]
Una puntualidad exagerada de mi parte. La misma que me dio tiempo a caminar desde Av. Corrientes y Uruguay con tranquilidad hasta Av. Independencia sin escala. Observe en todo el recorrido lo cambiada que estaba la ciudad desde el momento en que deje de trabajar en Microcentro. Las persianas se iban bajando a medida que la hora pasaba. Poco a poco la gente se esfumaba en las bocas del subte. Solo quedaba el lado B, el que nadie mira con atención, donde se esquiva la mirada. Dudo por donde seguir caminando, pero mis pies están cómodos recorriendo la calle adoquinada. El cielo se cubrió de un gris furioso, me recordó que no traía paraguas y que en el primer pestañeo podría empezar a llover. Llegue a destino, el bar tenia apenas algunas personas, camine directamente hasta el fondo para sentarme. Con un movimiento ligero, una bocanada de calor me golpeo la cara. De espaldas al mundo, con una vista limitada me dispuse a esperar. Una espera que seria interminable. Ese ir y venir que hacían bailar a mis ojos. Un saludo sin sonido y la media sonrisa que me regalo su rostro. Esfumarse entre la gente era una buena idea, al menos hasta que sea la hora pactada. La caipiriña fue una compañía perfecta. El sótano nos llamaba, aplausos que se disolvían. Ahí en el fondo me dispuse a esperar. A los saltos se esfumaba nuevamente entre la gente. Ya era la hora, se ilumino el escenario y el telón se abrió para todos. Sonreí, había llegado a tiempo mí cita. La reina absoluta se embarco en un viaje de ida, entre canción y canción no dejo de sentir, se hundió en las profundidades de aquellas letras ya conocidas y otras no tanto. Se perdió en la oscuridad y se encontró danzando a su manera, envuelta de una energía especial. Cerro los ojos un momento y todo había llegado a su fin. Con pocas palabras me acerqué, con un “nos vemos la próxima” me di media vuelta y me fui. Hice el mismo recorrido, con el peligro que eso implicaba, mis pies todavía seguían con ganas de caminar. Me faltaba atravesar la mitad de la ciudad para llegar hasta mí refugio. En todo el viaje solo tenía una pregunta que daba vueltas. ¿Cuando será esa próxima vez?
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